El encendedor, como instrumento para producir fuego puede tener su origen, sin duda alguna, en la epoca paleolítica, cuando sus habitantes generaban, mediante la fricción de dos piedras, algunas chispas que encendían algún material inflamable.

También algo similar a un encendedor pudiera equipararse en las cerillas o fósforos, uno de los principales inventos de la historia como artefactos creadores de fuego. Consisten en una varilla de material combustible con un extremo o cabeza recubierto por una sustancia que, al frotarla contra una superficie rugosa, genera un calor producido que le hace llegar a la temperatura de ignición y se enciende.

El origen del encendedor

Pero el origen del llamado encendedor, mechero o yesquero, tal como lo identificamos en la actualidad, se remonta a 1816, cuando el químico alemán Johann Wolfgang Döbereiner inventó una pistola de chispa que utilizaba pólvora, llamada Lámpara de Döbereiner.

Esta funcionaba pasando gas de hidrógeno inflamable, producido en la lámpara por una reacción química, sobre un catalizador de platino que, a su vez, se encendía por fricción al emitir una chispa.

Se siguió utilizando hasta 1880, a pesar de lo caro y peligroso que era usarla, pero fue condenada al olvido.

Más tarde, en 1903, el científico austríaco Carl Auer von Welsbach inventó el ferrocerio, una aleación metálica sintética que tiene la peculiaridad de producir gran cantidad de chispas cuando se frota contra una superficie rugosa.

Sigue siendo el material del que está hecha la piedra que produce chispa en los encendedores actuales.

El uso de este material como pedernal le permitió compañías como Ronson desarrollar un encendedor práctico y fácil.

Para 1910 lanzaron su primer briquet llamado Pist-O-liter y, en 1912, sacaron un modelo más ligero conocido como Wonderlite. En 1926 sacaron al mundo el Ronson Banjo, el primer encendedor automatico de bolsillo del mundo, que alcanzó fama y popularidad mundial.

Pero cuando la historia del mechero parecía haber encontrado su diseño ideal, George G. Blaisdell fundó la compañía Zippo en 1932 e inventó su famoso encendedor de nafta, como fuente de combustible, y mecha como combustor.

Se destacaban por su fiabilidad, lo comercializaron como ‘a prueba de viento’ y ofrecían ‘garantía de por vida’, algo que puede comprobarse porque aún se sigue utilizando con pequeñísimas variaciones en su diseño original.

Entre las decadas de 40 y 50 del siglo pasado los encendedores Zippo comenzaron a resaltar por sus diseños exteriores artísticos, y rápidamente se convirtieron en íconos culturales ampliamente utilizados en el cine y en propaganda comercial.

También hubo un ligero cambio tecnológico y se comenzó a utilizar gas butano comprimido, que permitía una llama controlable y con menos olor.

El encendedor y la batalla comercial

En la década de los 60 otra innovación científica fue apropiada por los fabricantes de encendedores, al utilizar como disparador de la chispa a los materiales piezoeléctricos hechos con cristales de cuarzo.

En esos años, la empresa Flaminaire comercializó en España el primer encendedor de plástico y gas azul del mundo, y fabricaron más de 50 modelos.

Pero en 1971 la empresa Bic compró Flaminaire y, en 1973, lanzó el primer encendedor desechable con llama ajustable. La compañía se fue expandiendo y actualmente Bic es una de las empresas que ofrecen la mayor cantidad y variedad de encendedores en el mundo.

A pesar de que la disminución del consumo de tabaco en el mundo ha impactado en el negocio, la firma se ha logrado recuperar poco a poco con sus otros negocios de bolígrafos y maquinas de afeitar.

En cuanto a los encendores, dicen orgullosos que cada encendedor Bic es sometido a más de 50 controles automáticos de calidad y seguridad antes de salir de la fábrica, garantizando unas 300 encendidas durente su vida útil.